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martes, marzo 25, 2025

La historia detrás del vestido de novia de Meghan Markle: un diseño que marcó una era

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El 19 de mayo de 2018, el mundo fue testigo de una de las bodas reales más esperadas de la historia: la unión entre el príncipe Harry y Meghan Markle. La actriz estadounidense, que se convirtió en duquesa de Sussex al dar el «sí, quiero», deslumbró a todos con un vestido de novia que combinó tradición, sofisticación y un sutil homenaje a sus raíces.

Diseñado por la británica Clare Waight Keller para Givenchy, el look que llevó Meghan dejó una huella imborrable en la moda nupcial y en la historia de la realeza.

El vestido de novia de Meghan Markle que quedó en la historia

Cuando Meghan Markle apareció en la escalinata de la capilla de San Jorge, su vestido de líneas puras y cuello bote captó todas las miradas. La elección del diseño no fue casual: Markle, siempre inclinada hacia un estilo elegante y moderno, buscó inspiración en íconos del cine clásico como Audrey Hepburn, quien en la película Funny Face (1957) lució un vestido con una silueta similar.

Pero más allá del glamour, el vestido también reflejaba la personalidad de la novia y su deseo de proyectar una imagen de independencia y renovación dentro de la familia real.

El proceso de confección llevó alrededor de cinco meses y se manejó con un alto nivel de confidencialidad. Ocho pruebas fueron necesarias para lograr el ajuste perfecto de un vestido que, según estimaciones, tuvo un costo de aproximadamente 265.000 dólares, una cifra que Meghan Markle asumió personalmente.

Si el vestido sorprendió por su minimalismo, el velo fue la pieza que añadió un profundo simbolismo. Con una extensión de cinco metros y confeccionado en tul de seda, este accesorio fue diseñado para rendir homenaje a los 53 países de la Mancomunidad de Naciones. Cada flor bordada en el velo representaba a una de estas naciones, reflejando el compromiso de Meghan con su nuevo rol dentro de la monarquía británica.

Pero la tradición también estuvo presente en un detalle oculto. Siguiendo la costumbre de llevar «algo azul» el día de la boda, la diseñadora reveló que cosieron un pequeño fragmento de tela azul en el dobladillo del vestido, una pieza que pertenecía a un atuendo que Meghan usó en su primera cita con Harry. Un guiño íntimo y personal en medio de una ceremonia de magnitud global.

Una boda para la historia

Con una audiencia estimada de 1900 millones de personas en todo el mundo y la presencia de celebridades como Serena Williams, Oprah Winfrey, Idris Elba y el elenco de Suits, la serie que lanzó a Markle a la fama, la boda real de los duques de Sussex fue un evento inolvidable. Pero más allá del espectáculo, el vestido de Meghan Markle se convirtió en un símbolo de modernidad dentro de la realeza británica, marcando el comienzo de una nueva era para la pareja.

VO

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