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miércoles, marzo 26, 2025

Trino cuenta su historia y habla de su primer single: La música es la solución que le encuentro a la angustia propia

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Foto: Franco Trovato Fuoco

Daniela Barreiro

“Las competencias y las plazas cumplen una función de contención. Es un lugar donde podés rapear, contar tus problemas, o simplemente estar con amigos. Yo soy parte de la plaza donde un alimento no perecedero es la inscripción a una compe. Más allá de si te va bien o te va mal, yo sé que si voy a la San Martín a las 5 de la tarde voy a encontrar un amigo o una amiga”, contó Trinidad Romero, una joven artista conocida como Trino, Tricoma o simplemente Trini.

Su música habla de su infancia, de aquellas cosas que no pudo decir pero también de lo colectivo, de lo que pasa: «La música es la solución que le encuentro a la angustia propia pero para mí, el arte tiene que tener una postura. Podés hacer música y no decir nada de lo que pasa, pero hay un vacío. Todo es un acto político y el hip hop es político», aseguró Trino en una larga charla con El Ciudadano

“Yo bailé toda la vida”, comenzó diciendo sobre su historia. “La música y el baile llegaron a mí de una manera medio romántica. Mi papá estaba tocando la guitarra y empecé a bailar como si fuera clásico. Ahí mis papás dijeron: «Hay que hacer algo con esto» y así empecé”, relató. Hoy Trino compite en batallas de freestyle y acaba de lanzar su primer single, titulado “Crédula”. 

La música nunca le fue indiferente, su papá es blusero y su mamá más rockera. “De muy chica empecé a tomar clases de danza en la Escuela Islas Malvinas, después fui a la Nigelia Soria. Pero en mi vida siempre hubo una premisa: yo soy la que baila y mi hermana canta (ver nota)”, reconoció. 

“Un día no sé qué pasó. A los 14 años empecé a escribir, aprendí a tocar un poco la guitarra e hice alguna que otra canción. Estaba mal de amores, todo a flor de piel, y empecé a explorar un mundo nuevo. Todo lo que escuché en mi vida fue sin saber. Escuchaba Sumo y no sabía qué era Sumo, pero sabía todos los temas. Lo mismo con Mercedes Sosa o Celia Cruz. Eso me pasó durante muchísimos años, hasta que entré en la cultura del hip-hop y me di cuenta de la importancia del contexto histórico de cada canción”, analizó.

Trino tiene 19 años, pero recuerda un formato que pocos tienen en sus mentes: el casette. “Me acuerdo de los casettes de mi papá y de mi mamá. Eran su patrimonio más importante. Escuché mucha música: Fito Páez, Charly García. El reggaetón y la cumbia vinieron mucho después, entre los 13 y 15 años”, enumeró.

“Mis primeros referentes del rap fueron Sara Hebe y Calle 13. Me gustaba mucho aprender las letras de Calle 13, era muy fanática. Me ponía modo «topo» y me leía todas las letras, las rapeaba y las decía. Me gustaba cómo entrenaban el aire, cómo respiraban. Tenía 6 o 7 años y ya me gustaba eso”, rememoró.

“Después pasaron cosas en mi vida personal, como la separación de mis viejos y el macrismo, que derrumbaron algunas cosas”, reconoció. Y continúo: “El hip-hop apareció en ese momento gracias a mi hermana. Ella escuchaba mucho hip-hop. En el medio, nunca dejé de bailar. A los 13 y 14 años escuchaba rap todos los días, más varones que mujeres, porque no conocía muchas mujeres. Recuerdo tener conflictos con mi mamá porque escuchaba sólo varones. Hoy reconozco que fue una ayuda, porque me hizo buscar otras cosas”.

A los 15, Trino era más del groove “iba a Berlín”. “Ahí escuchaba bandas locales como Cortito y Funky. Siempre consumí mucho lo rosarino, pero siempre sin saber quiénes eran los artistas”, aclaró.

Las compes

Al freestyle y a las plazas, Trino llegó de la mano de su hermana Vicky Besito. “Ella iba y siempre me invitaba, yo lo consumía por internet pero sentía que no me iba a gustar ir. Veía el Quinto Escalón, pero no me había puesto a rapear nunca. En 2022 fui a una competencia con una amiga y me encantó. Lo que más me gustó fue la disciplina. Siempre fui una persona con mucha disciplina, desde la danza clásica. Me gustaba el respeto en las competencias, el lenguaje, el principio y el final, el respeto colectivo. Eso me enamoró y me hizo querer participar más activamente”, reconoció. 

“Así pasé meses rapeando en mi casa pero no me animaba a hacerlo en público. En septiembre de 2022 participé por primera vez en una ronda de cypher, que es cuando ponen una pista y las personas van rapeando indiferentemente hasta un cierto tiempo. No tiene un formato, ni temática, es libre. Me felicitaron, y fue la primera vez que rapeé en una plaza, fueron 10 o 20 segundos pero me acuerdo. Esa misma noche participé en una compe por equipos y fue una experiencia buenísima. A finales de ese año dejé el ambiente por un conflicto. Al ser mujer, un montón de  cosas son más complicadas en general, en este ambiente me recibieron con los brazos abiertos pero sí reconozco que no es fácil”, agregó. 

Ya en 2023, y mientras transitaba su último año de secundaria, Trino se dedicó a competir y algunos videos de esas participaciones se viralizaron en redes sociales. “Uno tuvo 50 mil vistas. Eso me dio confianza. Competí en «manijas», que son competencias chicas, y también en competencias grandes como la Élite. Poco a poco empecé a ganar reconocimiento. Ese fue un año duro para mí. Estaba cerrando el ciclo de la secundaria, tuve problemas de salud, y pasé por una relación muy complicada. Pero no dejé de rapear”. 

Y en ese recorrido de cerrar ciclos, el 2024 encontró a la joven artista poniendo un poco en orden aquellas cosas que la tenían mal. “Le hable a un amigo que es Gonzalo Mandias y empecé a viajar, iba a pueblos que era la primera piba que escuchaban rapear. Competí todo el año, viajé a otras provincias, y empecé a gestionar mis propios viajes.  Fui a Buenos Aires. Más que aprender a ganar fue un aprender a perder, para mí no hay nada menos controlable en mi vida que el freestyle. Para mí representa la pérdida de control y la caída al vacío. Pero empecé a estar en la tabla de puntos y me despertó la chispa competitiva”.   

La primera competencia que ganó Trino en un “uno Vs uno” fue en Buenos Aires, en agosto del año pasado. Eso le abrió las puertas y la contactaron de Uruguay. “Conocí la movida allá y me enamoré”, reconoció.

Las canciones 

“En medio de las competencias me convocaron del Galpón de la Música y la remuneración era grabar un tema”, dijo tímida sobre la salida de su primer tema musical. “Yo había escrito algo en la vuelta del viaje a Uruguay y lo grabé. Hoy siento que hacer música y competir son dos cosas que me gustan, no tengo por qué separarlas. Esto es lo que necesito para vivir”, aseguró.

Y sobre el contenido de sus letras, dijo: “Mi música habla de mi infancia, de las cosas que no pude decir, pero también de lo que está pasando ahora. Siento que hago música en ayuda propia, pero también colectiva. Hay gente que duerme en la calle, ayer me fui a dormir y le estaban pegando a los jubilados, este país está mal. La música es la solución que le encuentro a la angustia propia. Para mí, el arte tiene que tener una postura. Podés hacer música y no decir nada de lo que pasa, pero hay un vacío. Todo es un acto político y el hip hop es político”.  

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