«¡Es terrible! No tengo ganas de hacer los deberes. ¿Por qué no venderán pastillas para despertar la voluntad?», se pregunta Felipe en una de las tiras de Mafalda. Problemas de ayer y hoy: la pregunta que más hace la gente a Google es, según informó la misma empresa, «¿Por qué estoy cansado?». Y tanto en la tira de Quino como en nuestros días, la solución pareciera llegar hacia uno.
Felipe la encuentra un cuadro más tarde, en esa tira de 1966. “Buenas tardes, ¿desearía comprar las afamadas pastillas Voluntex?”, aborda un vendedor a Felipe, que se arrebata y se lleva tres tubos. Una vez en la casa, el pequeño personaje de Quino se relame: «¡Son fantásticas! ¡Tengo unas ganas locas de hacer los deberes!». Hoy la solución está a un reel de distancia y viene con envío gratis en compras superiores a los 75 mil pesos. Hongos.
Las tiendas virtuales que se dedican a su venta se van multiplicando y sofisticando. “Combo súper power: cordyceps, melena de león y reishi; energía, concentración y relax, respectivamente”. “Blend Immunity: reishi, chaga y cola de pavo”. Ashwagandha (en rigor, una raíz), tremella. En cápsulas, molidos y micromolidos, sin moler y en bruto, en extracto simple o doble, en gotero. Hasta llegaron al streaming y dividen las opiniones médicas: ¿efecto placebo o estafa?
“Hongos adaptógenos para una vida plena”, el título de un reel de Instagram con narrativa llamativa. Una joven arma una caja ya impresa con varias apelaciones al receptor: «El poder de la naturaleza para una vida más plena, productiva y feliz». No sabemos si es la misma joven la que relata el video y dice: «Acompañame a armar un pedido para un cliente que pensaba que le habíamos vendido aserrín con olor a pan dulce. Literal».
Y llena la caja con tres bolsas herméticas: un blend 3 fungis (melena de león, cordyceps y reishi) por 45 gramos en formato molido; 60 cápsulas por 0,3 gramos cada una, es decir, 18 gramos de melena de león encapsulada para “un cuerpo fructífero 100 %”; y una tableta choco-fungi focus melena de león 71 % de cacao.
De la medicina ayurvédica al estrés de hoy en día
Tampoco sabemos cómo amenizó ese cliente el hecho de que la plenitud pudiera venir en forma de aserrín con olor a pan dulce, pero sí que para varios otros usuarios la plenitud se ve bien, al menos. “Me llegó todo excelente en tiempo y forma. Además con stickers y regalito”, dice un comentario. Otro: “Hoy me llegaron los tresfungi. Súper rápido. Mañana empiezo a utilizarlos. Hermoso el packaging”. Y más: “Hoy hice mi primer pedido. Estoy muy emocionada. Ya quiero que llegue”.
El consumo se cimenta, grosso modo, de las llamadas medicinas alternativas. La china pero, fundamentalmente, la ayurvédica. De ahí que muchas de las tiendas se llamen Fungi-tal-por-cual, o con conceptos indios como «dharma».
“Se me dio lo que tanto deseaba: trabajar de lo que me gusta. Pero algo que pensé que iba a ser todo alegría terminó generándome todo lo contrario: ansiedad, estrés y mi mente al borde del colapso”, dice otra joven en otro reel, preparando la mochila para el laburo: computadora, trípode, celu… Mientras, colma una cucharita con blend de hongos molidos. Dice que planificó un esquema horario y parecía que todo andaba… hasta que llegaron la dispersión y el cansancio. “Estaba cumpliendo un sueño pero me estaba desgastando”.
La solución siempre estuvo ahí, y la cámara enfoca un mate. “Empecé a agregarle un blend de hongos. Sí, no te asustes, es 100 % natural. Y a la semana, más o menos, empecé a notar los cambios”. Los hongos, nos dicen las tiendas virtuales, nos aportarían lo que hace falta: equilibrio.
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«Hongos para una vida más plena», el nuevo boom de los adaptógenos en Argentina
No todos los comentarios son color de rosas… o de setas. Los hay también escépticos o detractores. «De comer equilibrado, dormir bien y hacer ejercicio ni hablar, ¿no?», señala un usuario. Otro se lamenta: “Compré hace varios días el combo sleep y todavía no encuentro la forma de tomarlos y que me funcionen tal como comenta toda la gente en la página. ¿Cómo tengo que hacer?”.
Un emprendedor que vende adaptógenos mostró en Instagram cómo lo suyo llegó a la nueva pantalla chica, con una estrella del streaming. «Estaba en la ofi y vi que en Olga estaban hablando de hongos. Dije: les tengo que llevar para que prueben. Armé una caja y salí rajando. Creí que no iba a llegar a tiempo [en la pantalla: sube al asiento de acompañante de un auto la caja tres-hongos y le pone cinturón de seguridad], pero me paré en el vidrio, me vio Migue Granados y me hizo entrar”, relata.
—¿Todo bien, papá? —lo recibe Granados en el estudio del canal de streaming Olga, al aire, en vivo y en directo. El joven en cuestión: treinta y pico, fachero, viste una remera con una estampa de hongos y está tocado con un bombín color crudo, tropical, despreocupado. Minutos antes había estado saltando como un grillo en la esquina de Humboldt y Cabrera, en Palermo Hollywood, y desde atrás de la ventana permeó las barreras de Granados, que lo hizo pasar.
—Hongos adaptógenos, medicinales. ¿Tenés problemas de energía? El cordyceps es para vos. Libido —el joven sigue enumerando, con los dedos de las manos, bondades de tal o cual hongo, mientras Granados bromea con un brazo y el meñique en pose fálica.
—¿Me los clavo todos juntos? —pregunta el streamer. —Dale a la melena de león. Dale con todo… ¿Es legal todo esto? —recobra la seriedad. Gimena Accardi, su compañera, sonríe con una bolsita de hongos en la mano.
—Todo legal —contesta el chico de los hongos.
Consultado por Clarín, Granados cuenta cómo siguió el asunto: «¿Qué hacés, bestia? ¿Cómo andás? Sí, me acuerdo: unos sobrecitos con un packaging muy llamativo, con melena de león y… Bueno, los tomé y no me hicieron nada, así que dejé de tomar. Yo quería tener algo más de energía pero no funcionó».
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Adaptógenos para las estrellas del streaming
En las redes hay usuarios que optan por la mesura. Uno le escribe a otra tienda dedicada a los adaptógenos: “Si tenés problemas de presión, hipertensión, migrañas, etc. tené cuidado porque te podés ir para el otro lado. Andá al médico”. Eso, ¿qué dicen los médicos?
Placebo o estafa: los adaptógenos, según la medicina
Carlos Damin, director del Hospital Fernández y titular de la cátedra de Toxicología de la Facultad de Medicina de la UBA, nos desasna sobre uno de los aspectos más importantes: “No son tóxicos, pero tampoco han demostrado eficiencia para cumplir las funciones que supuestamente cumplirían. Su uso y promoción proviene de las llamadas medicinas alternativas. En los consultorios ya sabemos que hay personas que los consumen, y en las guardias hasta ahora no hemos tenido pacientes intoxicados».
—Pero si no tienen eficacia probada ni contraindicaciones relevantes, ¿no se trataría de placebo?
—En algún punto podría considerarse así —dice Damin —. Hay una predisposición a sentir algo en la persona que consume tal o cual hongo, en este caso, que finalmente se ve confirmada luego del consumo: se siente con más energía, más concentrada, etc. Pero tampoco hay una evidencia de contraindicaciones de relevancia. Por ende, emerge una cuestión extra: como no tiene beneficios ni contraindicaciones, todo recae en el convencimiento del paciente. Y si el paciente cree que siente algo positivo, que atribuye a este consumo, es difícil convencerlo de lo contrario si no hay una contraindicación clara.
—¿Aún en casos de consumo de personas con fibromialgia o leucemia que, por ejemplo, cuentan algunos usuarios en las redes?
—Ahí hay otro tema. Para nosotros, los médicos, no hay evidencias ni razones científicas probadas para prescribir el consumo de hongos adaptógenos; no alentamos el consumo porque no vemos los beneficios que dicen tener. Ahora bien, un papá cuyo hijo tiene leucemia intentaría casi cualquier cosa porque su hijo eventualmente mejore. Lo mismo una persona que ha sido diagnosticada con tal o cual enfermedad: si consume adaptógenos y siente que está mejor en determinado aspecto, y luego nos consulta, nosotros debemos decirle que no tiene efectos ni adversos ni positivos. Y si no tiene efectos adversos…
Eduardo Scarlato, médico toxicólogo y legista y exjefe de Toxicología del Hospital de Clínicas, va más al grano: “En primer lugar, el efecto placebo se refiere a una situación científicamente controlada, tiene un propósito determinado y buscado, mientras que con estos hongos no hay ninguna evidencia científica que respalde estas terapias. En segundo lugar, si no tiene efectos negativos ni tampoco positivos, y redunda en algo que no cumple un propósito que dice que cumple, ¿no sería una estafa? Todo esto es terreno de especulación, y la salud debe ser tomada con seriedad”.
—Y sin embargo, la principal promoción es el boca a boca.
—Ahí radica el asunto. ¿Qué instituciones científicas y médicas han avalado que tales hongos son beneficiosos para tales fines? ¿Es lo mismo lo que dice una institución científica reconocida que lo que dice cualquier persona acerca de lo que le funcionó? El mensaje que hay que dar es que no podemos guiarnos sólo porque alguien más nos dijo “a mí me funcionó”. No todas las palabras tienen el mismo valor.
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«Energía todo el día y una vida más relajada», las promesas de los adaptógenos
En otro orden de cosas, Herminia Olivera, de Familia Que Produce, una empresa familiar de Villa La Ñata (Tigre) que está entre las principales productoras de hongos adaptógenos en el país, decía a Clarín en enero pasado: “Los primeros que nos hablaron y tuvieron interés en probar nuestra medicina fueron los médicos”. Mientras tanto, en la empresa catalogan sus productos como “medicina fungi”.
Del boca en boca al curso de los hongos
El cultivo, procesamiento y venta de hongos adaptógenos resulta rentable no sólo a ese pretendido nivel medicinal, sino también informacional: incluso hay una oferta frondosa de cursos de cultivo, por doquier, online y presenciales, algunos hasta homologados por el CONICET. ¡Abajo el monopolio de los micólogos!
La cuestión de los adaptógenos recae fundamentalmente en el boca a boca y la aparente conveniencia de tal consumo estriba en la multiplicidad de bondades que ofrecería a quien lo ingiere. Dale con todo a la melena de león…
«Melena de león: mejora la función cognitiva, la memoria y la concentración; estimula el crecimiento y la regeneración nerviosa; ayuda en la protección del sistema nervioso y puede reducir síntomas de ansiedad y depresión; contribuye a regenerar la microbiota y a sanar intestino permeable y las úlceras”, se lee en un blog de alimentación saludable.
“El hongo reishi equilibra el sistema inmunológico y cardiovascular, tiene un alto poder antioxidante, modula los radicales libres, reduce el colesterol, regula el sistema digestivo, mejora los síntomas alérgicos, ayuda a mantener el equilibrio mental (útil en casos de ansiedad, estrés y/o depresión) y la memoria”, aporta esa publicación.
Tremella, el hongo de la belleza, tiene «poder antienvejecimiento, fortalece las células que producen colágeno y ácido hialurónico, nutre el cabello, reduce la inflamación intestinal, equilibra la microbiota». Y hasta son saludables para el bolsillo: hay cyber-dharma, fungi-sale, 3×2, 2×1, 40 % off.
El premio emprendedor del año va para el frontman de Adaptogenosfunga, que se plantó ante la cámara y pagó el canon de publicidad en redes para difundir el mensaje clave: “Te metieron en la cabeza que los hongos son buenos para la salud, que son el suplemento más trending de toda la Argentina y que hasta tu tía Norma escuchó, por parte de una amiga, lo bueno que son…”.
“Lo que nadie te va a decir de los hongos: si fuera por las ventas, nos re conviene que compres, pero ninguno de los hongos funciona si te acostás por la noche y te llevás el celular a la cama para ver videos en las redes sociales. No importa cuánto reishi tomes si comés como el culo y tenés hábitos de mierda. Son adaptógenos porque se adaptan a tu estilo de vida”, arriesga todo su negocio este valiente.
«¡Aplausos de pie!», agradece su sinceridad un usuario. «Ya mismo le voy a escribir a mi dealer de hongos para decirle que lo cambio por ustedes».