Por Bianca Lombardi *
Las delegaciones de Irán y Estados Unidos se reunieron en lo que fue la segunda ronda de negociaciones en torno a un posible nuevo acuerdo nuclear. Las mismas tuvieron lugar el 19 de abril en Roma, con intermediación de Omán.
Pero antes, recapitulemos.
Diez años atrás Estados Unidos – con Obama en el salón oval -, Francia, Alemania, Reino Unido, Rusia y China firmaron un Acuerdo Nuclear con la República Islámica de Irán (Plan de Acción Integral Conjunto – PAIC). El objetivo más importante del mismo era reorientar el programa nuclear persa hacia fines exclusivamente civiles – limitando la producción de uranio enriquecido a un 3,67% -; a cambio de un levantamiento de las sanciones que tanto las seis potencias, como la Unión Europea y la ONU habían impuesto a Teherán.
Cabe mencionar que la República Islámica aseguró en varias instancias que su programa no violaba en absoluto el Tratado de No Proliferación Nuclear, amparándose en el punto 1 del artículo 4: “Nada de lo dispuesto en este Tratado se interpondrá en el sentido de afectar el derecho inalienable de todas las Partes en el Tratado de desarrollar la investigación, la producción y la utilización de la energía nuclear con fines pacíficos (…)”.
Pero ya en el año 2002 el Organismo Internacional de Energía Atómica denunció a Teherán por estar enriqueciendo uranio en cantidades mayores a las permitidas (poniendo en tela de juicio los fines pacíficos de esta producción). A raíz de esto, se adoptaron varias sanciones económicas multilaterales y unilaterales desde 2006, que impactaron fuertemente en la economía iraní: se redujeron las exportaciones de petróleo y su PBI disminuyó en torno al 9% cada año a partir de las sanciones. Estos efectos motivaron a Irán a aceptar la firma de un acuerdo.
Sin embargo, en mayo de 2018 Trump decide retirarse del acuerdo, entre otras razones por una falta de confianza respecto a las intenciones del programa nuclear iraní y la sospecha de que estaban desarrollando una bomba nuclear. Desde entonces, las represalias y tensiones entre estos dos actores no paró de escalar; poniendo en riesgo la seguridad internacional.
Este mes, representantes norteamericanos e iraníes iniciaron conversaciones con el propósito de firmar un renovado acuerdo que garantice los intereses de ambas partes: un desarrollo nuclear persa con fines exclusivamente pacíficos; y un levantamiento total de las sanciones.
Las negociaciones no están exentas de fricciones. Uno de los puntos de dolor es que Teherán sólo quiere discutir acerca de la cuestión nuclear; mientras que Washington ha insistido en conversar también sobre su programa de misiles o su apoyo financiero a grupos regionales como los hutíes del Yemen o Hezbolá. La República Islámica buscará el apoyo de Rusia; mientras que Estados Unidos hará lo propio con los estados europeos.
En síntesis, ambas partes aseguran que la discusión está encaminada, y hay buenas expectativas respecto al resultado. ¿Qué implicaría una renovación del acuerdo? Sin lugar a dudas una mayor estabilización del Medio Oriente y una distensión en las tensiones entre Estados Unidos e Irán, que en otro momento han puesto al mundo en vela ante la posibilidad de un ataque nuclear. No obstante, las negociaciones están lejos de finalizar, por lo que no sería preciso hacer presunciones hasta no conocer en detalle el contenido del documento.
*Bianca Lombardi. Licenciada en Relaciones Internacionales por la UNR. Maestrando en Comercio Internacional por la escuela de graduados de la UNC.