En un Coloso abarrotado y ansioso Newell’s hizo lo que tenía que hacer: ganar.
Y eso, en el fútbol nuestro de cada día se ha trasformado, por deformación conceptual, en la esencia del juego.
Nada nuevo entonces, escaso futbol, una efectividad inusitada y algunas jugadas aisladas para destacar; como la que construyo para el gol del pibe Valentino Acuña.
El primer tiempo el rojinegro no tuvo la pelota y así se hace difícil jugar, pero, sorprendentemente, Huracán no inquieto casi nunca la geografía de Keylor Navas.
Y eso fue una novedad: Navas no fue figura. Claro, mas por la desidia del equipo de Parque Patricio que por el juego que propuso el rojinegro.
Como sea, en el primer tiempo tres situaciones y un gol (la de Mateo Silvetti, en la cancha pareció penal). En la segunda etapa dos, un gol. ¡Desde esa perspectiva Impecable!
¿Así será el futuro? ¿Si el juego no justifica el triunfo, que pasara cuando no se gane?
¿Es sólo una curiosidad o una concepción del fútbol que Newell’s terminara el partido con siete defensores y uno de los destacados sea Tomás Jacob?
En esta reciente etapa de Cristian Fabbiani no hubo un solo partido donde haya recibido menos de lo que mereció. Y hubo otros donde recibió mucho más. Sería prudente tenerlo presente.
Newell’s depende de otros resultados para clasificar a la próxima etapa, pero primero deberá ganar otra vez. ¿Propondrá algo distinto?
En el marco del festejo hubo una curiosidad que paso un tanto inadvertida. Acuña ingreso por el lesionado Silvetti y en el segundo también fue reemplazado. Una jugada con el sello de Marcelo Alberto Bielsa.
¿Curiosidad o coincidencia? ¿Verdad o consecuencia? Dios lo libre y guarde.