Después de más de 20 años sin brotes, se confirmaron al menos 10 casos de fiebre tifoidea en dos edificios de Ciudadela, partido de Tres de Febrero. Las autoridades investigan si el contagio se originó por el consumo de agua de pozo de agua compartido
Una alerta sanitaria silenciosa, pero preocupante se activó en Buenos Aires: después de más de dos décadas sin brotes confirmados, volvió a detectarse fiebre tifoidea en la región metropolitana.
El foco de preocupación se centra en dos edificios de la localidad bonaerense de Ciudadela, en el partido de Tres de Febrero, donde al menos 10 personas presentaron síntomas compatibles con esta enfermedad infecciosa potencialmente mortal. Lo más inquietante: un familiar de dos de los pacientes falleció el 17 de abril.
El brote, que se conoció por una notificación en el último Boletín Epidemiológico Nacional, encendió las alarmas de la Gerencia de Epidemiología de la Ciudad de Buenos Aires. Los afectados fueron atendidos en hospitales porteños con cuadros febriles intensos, gastrointestinales y, en algunos casos, con necesidad de internación (cuatro pacientes continúan hospitalizados al cierre de esta nota).
La bacteria responsable, Salmonella Typhi, se transmite principalmente por agua o alimentos contaminados. Y es justamente allí donde empieza el misterio: según los primeros indicios, podría haberse originado en el agua de pozo que abastece a ambos edificios. ¿La causa? Un corte de agua que se extendió por dos semanas entre enero y febrero, durante el cual se habría recurrido a fuentes no seguras para abastecer los tanques compartidos.
Aunque se trata de una enfermedad conocida y tratable, su presencia en 2025 —con casos confirmados por el Laboratorio Nacional de Referencia— genera preocupación entre especialistas. La última vez que se confirmó un brote fue en 2004. Desde entonces, solo se registraban casos esporádicos. ¿Por qué reapareció ahora? ¿Cuántas personas más podrían estar expuestas sin saberlo?
Las autoridades sanitarias están realizando entrevistas a los convivientes de los infectados, e iniciaron una búsqueda activa de más posibles casos en la zona. Además, se investiga si el fallecimiento del paciente atendido en un centro privado está directamente vinculado a la bacteria. El silencio en torno a los resultados oficiales alimenta la incertidumbre.