El Gobierno acordó un nuevo endeudamiento en dólares, esta vez mediante un préstamo en la modalidad de acuerdo de recompra (o Repo) por un monto de US$ 2.000 millones. Este acuerdo, anunciado este miércoles, involucra a siete bancos internacionales y establece una tasa de interés del 8,25% anual, teniendo como garantía títulos Bopreal (que habían sido emitidos para financiar el pago de importaciones. La operación continúa el camino de profundizar la dependencia del país hacia los mercados financieros internacionales y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En esta ocasión, los bancos internacionales serían los mismos que en enero pasado: Santander, BBVA, Citi, JP Morgan y Morgan Stanley y se sumaron otros dos. Varios son los tradicionales operadores de la deuda argentina, que hicieron negocios con el endeudamiento del país.
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El REPO implica que el que pide el préstamo le entrega al acreedor un valor (en este caso el Banco Central entrega Bopreal, bono que se lanzó para cancelar la deuda con importadores) a cambio de una cantidad determinada de dinero y se pacta recomprarlo más adelante por un valor más elevado. El plazo y los intereses también son acordados mutuamente por las partes. El BCRA (Banco Central) detalló que el repago deberá realizarse en un plazo de 2 años, a una tasa anual de 8,25%.
Caputo y Milei buscan fortalecer las reservas, pero especialistas advierten que es un monto bajo dado que las reservas netas son negativas por alrededor de U$S 7.000 millones y necesitan casi US$ 5.000 para cumplir con la meta acordada con el FMI. El Gobierno mantiene bajo el precio del dólar para evitar que suba la inflación y llegar a las elecciones de octubre con pocos sobresaltos en la economía. Aún si logra ese objetivo, el modelo es insostenible y tiene en el horizonte nuevas crisis por la imposibilidad de pagar la bola de deuda que están haciendo crecer.
Una política que hipoteca al país en manos del capital internacional
Este no es un fenómeno nuevo, desde la vuelta del FMI al país de la mano de Mauricio Macri en 2018, pasando por su legitimación en 2022 bajo el gobierno del peronismo, la deuda externa ha dado un nuevo salto, agravando la pobreza y la desigualdad social. Caputo en su nueva gestión (a las órdenes de Milei) vuelve a utilizar el endeudamiento para sostener la economía en el corto plazo, pero en una situación mucho más precaria por los abultados vencimientos que acumula el Estado.
Ante este panorama, el Frente de Izquierda ha planteado una serie de propuestas necesarias para enfrentar esta crisis. Una de las principales medidas que se proponen es el desconocimiento soberano de la deuda externa, ilegítima y fraudulenta. Junto a esto, es fundamental la nacionalización del sistema bancario y el comercio exterior bajo administración de los trabajadores, para evitar la fuga de capitales y generar recursos que puedan ser utilizados en beneficio de las mayorías.
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Este nuevo endeudamiento va en contra de los intereses de las grandes mayorías. Lejos de fortalecer la economía del país, estas medidas sólo profundizan las contradicciones estructurales y garantizan el sometimiento a las políticas de ajuste dictadas por el FMI. Es necesario que los trabajadores, los estudiantes, y las organizaciones sociales y políticas se unan para rechazar este modelo económico y exigir una salida que priorice los intereses de las mayorías y no de una minoría privilegiada. Si la pelea es contra un organismo internacional para derrotarlo es fundamental buscar la coordinación con los que luchan contra este tipo de saqueos en múltiples países como Egipto, Ecuador, Kenia o Bangladesh.