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Desde el 1° de enero de 2024, un total de 151 docentes y auxiliares renunciaron a la Universidad Nacional del Litoral (UNL), mientras que otros 26 solicitaron licencia sin goce de haberes.
El dato surge en un contexto de fuerte deterioro salarial y desfinanciamiento, que expone con crudeza la situación crítica que atraviesa la casa de estudios.
Menores de 50 años
La preocupación crece, además, por el perfil de quienes se van: más del 80% tiene menos de 50 años, lo que representa una pérdida sensible de profesionales formados, con experiencia y potencial de desarrollo dentro del sistema universitario.
Según registros relevados por el periodista Carlos Claa (LT10), 27 de las renuncias corresponden a docentes menores de 30 años, 54 a personas de entre 30 y 39, y 40 a profesionales de entre 40 y 49. En total, 121 de los 151 docentes que dejaron sus cargos tienen menos de 50 años.
Salida constante
Se trata de profesionales que, en muchos casos, se formaron en la propia universidad y que tras años de trabajo deciden abandonar la docencia ante la imposibilidad de sostenerse económicamente.
La falta de condiciones dignas para ejercer la profesión empuja una salida silenciosa pero constante, que debilita a toda la estructura educativa.
Menor calidad educativa
Los efectos de esta pérdida no solo impactan en el presente de la universidad, sino también en su futuro: menos docentes formados implica menos capacidad para garantizar calidad educativa y formación de nuevas generaciones.
Una sangría preocupante
“Estamos ante una sangría preocupante de talento y experiencia”.
Semanas atrás, el rector de la UNL, Enrique Mammarella, reconoció en una nota con la Radio de UNO «106.3», la gravedad del momento.
“Desde 2024 hasta hoy, perdimos unas 50 personas del sector no docente y más de 200 docentes. Algunos se jubilaron, otros se fueron al exterior, y muchos abandonaron la docencia porque no pueden sostener a sus familias con estos ingresos”.
Con presupuesto reducido
Mammarella cuestionó la política del gobierno nacional y la falta de diálogo con las universidades.
“Estamos funcionando con un presupuesto reconducido, basado en partidas no ejecutadas del año 2023. Es la primera vez desde la vuelta de la democracia que se da una situación así”, advirtió.
Salarios congelados
“Además, los salarios docentes y no docentes están congelados. Desde mayo, 0% de aumento. Y eso genera malestar y pérdida de recursos humanos”, explicó en una entrevista con FM Uno.
“Sin educación pública, no hay país posible”
Más allá de los números, Mammarella enfatizó la dimensión simbólica y estratégica del ataque a la universidad pública: “Nos quieren nublar el futuro, pero nuestra responsabilidad es sostener la educación como camino de transformación”.
Sobre los discursos oficiales que buscan desprestigiar a las universidades, el rector fue contundente: “Es parte de un discurso de odio y cancelación. Hasta los países más desarrollados sostienen su Estado, su salud y su educación pública. ¿Qué país están soñando?”, se preguntó.
En paralelo, la UNL presentó en la Cámara de Diputados un proyecto de ley para garantizar el financiamiento del sistema universitario nacional.
“No somos legisladores, pero sí podemos aportar desde el conocimiento y el compromiso con la educación pública”, sostuvo Mammarella.
En un contexto de presupuesto reconducido por segundo año consecutivo, sin fondos para ciencia y tecnología, y con renuncias masivas de profesionales formados, la universidad enfrenta el desafío de sostener su calidad académica y su rol como herramienta de transformación social.
“A pesar del maltrato, seguimos aquí, trabajando con convicción. Porque sin educación pública, no hay país posible”, concluyó el rector.
Fuente: Uno Santa Fe
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