Los restos hallados en Jujuy, en la casa de Matías Jurado, detenido con prisión preventiva bajo acusación de ser un presunto asesino serial, son humanos. Así lo confirmó el fiscal Guillermo Beller en una conferencia de prensa donde informó más novedades de la causa. Los detalles macabros de la investigación se suceden.
El fiscal confirmó que en los rastrillajes realizados en la vivienda de Jurado se hallaron restos de piel, cartílagos y pelos.
Los primeros análisis constataron que son humanos. Por eso, ahora la hipótesis es que el hombre está implicado no solo en la desaparición de Jorge Omar Anachuri. También hay sospechas de que intervino en las de Juan Carlos González, de 60 años, Juan José Ponce (51), Miguel Ángel Quispe (60) y Sergio Alejandro Sosa (25). Entre otros. Todos ellos, personas en situación de calle o que vivían en condiciones de indigencia.
Les daba de comer a sus mascotas los restos de sus víctimas
“Hay mucha más piel. Hicimos una división de la misma para hacer un cotejo diferente, porque el resto estaba muy deteriorado y se los daba a los perros”, detalló Beller en conferencia de prensa.
Sobre este último punto, remarcó que con los restos se alimentaban sus mascotas: “Encontramos piel en los platos de comida de los perros del domicilio y también entendemos que Jurado alimentaba a otros animales del barrio”.
Un dato que sumó es que el ADN de la piel incautada en dicha vivienda «es de un individuo masculino».
Lo confirmado hasta ahora es que los restos encontrados son humanos. Lo que sigue es verificar, con análisis de comparación de ADN, si pertenecen a alguno de los desaparecidos.
“Sabemos que hay cinco personas desaparecidas ligadas a Matías Jurado. La evidencia de la investigación que recabamos con todo el equipo del Ministerio Público de la Acusación son dos cámaras en las cuales se ve a este individuo llevar a dos de los cinco desaparecidos», señaló el fiscal.
Beller relató más pruebas incriminatorias: «El impacto del celular de un tercero de ellos en el domicilio cercano a él y el hallazgo en el allanamiento de prendas de vestir”.
El Equipo Argentino de Antropología Forense
Como ocurrió con el caso de Diego Fernández Lima, el adolescente que encontraron sus huesos después de permanecer desparecido durante décadas en Cohglan, Beller solicitó la colaboración del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). Es el mismo que contribuyó a establecer las identidades de numerosos secuestrados desaparecidos durante el imperio del Estado terrorista en la Argentina.
Paredes con sorpresa
Una de las cosas que más le llamó la atención a los investigadores es que «una pared que había sido repintada dentro del domicilio», agregó el fiscal en torno al caso.
El funcionario judicial abundó sobre el punto: «Es una pared de bloques en la que en un primer momento se habían encontrado rastros de hollín que nos invitaba a pensar que podría haber quemado cosas ahí adentro». Y siguió con esa sorpresa. «Dentro, entre los bloques, se ha producido el hallazgo de sierras, serruchos escondidos. Lo que nos llama la atención es la gran cantidad de estos elementos», informó Beller.
El fiscal destacó lo extraño de ese detalle: «Que hayan estado entre las paredes, no a su alcance si es que tenía que utilizarlas como instrumentos, sino básicamente escondidas».
Pasá si querés ver a un muerto
Matías Jurado tiene 37 años y vive en una casa del barrio Alto Comedero de la capital jujeña, que fue allanada dos veces.
Jurado tiene tres antecedentes penales por robos. El primero, cuando tenía apenas 17 años. Reincidió en 2017. Y en 2018 fue condenado a 3 años y 4 meses de prisión, aunque le concedieron libertad condicional en 2020.
Por los presuntos asesinatos, fue declarado imputable por la Justicia. Y le dictaron prisión preventiva por cuatro meses.
El fiscal Beller dijo que Jurado «se limitó a declararse inocente y que ninguno de los hechos que le hicieron conocer se le pueden atribuir».
El sobrino de 16 años que vivía con Jurado también declaró ante la justicia. Dijo que a una tía y un primo suyos les había comentado que estaba muy nervioso porque su tío, les avisó en esa oportunidad, “mató a otro anoche”.
Los crímenes, de acuerdo al muchacho, ocurrían los viernes, por lo que esos días él se ausentaba de la casa.
el sobrino se iba. Se lo había contado a otro primo quien fue un viernes a ver si eso era verdad, porque no creían lo que les había contado el adolescente. Ese otro primo fue un viernes, tocó la puerta y le abrió su tío, quien le habría dicho “pasá, ¿querés ver a una persona muerta?”. Como la casa estaba llena de sangre, el joven huyó.