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lunes, agosto 18, 2025

Ulises Bueno recuerda a su hermano el Potro Rodrigo, cuenta cómo fue conocer a Messi y admite tener una colección de motos

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La particularidad de Ulises Bueno es que su trayectoria como cantante de cuarteto nunca estuvo ligada al éxito que cosechó su recordado hermano mayor, el Potro Rodrigo.

Por el contrario, el menor de la súper estrella que falleció en un accidente el 24 de junio de 2000 contó con un camino adverso: lo suyo fue un arduo trabajo que le llevó alrededor de diez años para hacer pie en Buenos Aires y empezar a llenar teatros y estadios. Conseguir el gran reconocimiento de propios y ajenos no fue para nada sencillo.

Ulises Bueno. Foto de prensa gentileza Cuino Lavia

Sin embargo, logró muchísimo más de lo soñado, según sus propias declaraciones. Incluso, casi sin proponérselo, se transformó en el mayor exponente del estilo musical por excelencia de Córdoba a nivel mundial: Ulises trascendió fronteras y continentes, cantando en escenarios de diversos países del mundo, transformándose en el primer vocalista cuartetero en hacer bailar, por fuera del país, ese ritmo movido y bailable, con influencias de la tarantela, el pasodoble europeo y los ritmos latinos.

Claro está que su hermano fue el precursor en marcar tendencia, de punta a punta, en la inmensa Argentina, así como su antecesor, la Mona Jiménez, se consagró con antelación (incluso hasta estos días) como el Rey del Cuarteto y leyenda viviente en la provincia de Córdoba, donde se “cocina” verdaderamente esa música tan arrolladora, que además incluye toda una cultura propia e interna.

Ulises Bueno en vivo. Foto de prensa

Lo cierto es que hoy por hoy ya transcurrieron 22 años desde que Bueno se lanzara como músico profesional, cosechando notables ventas de más de una veintena de álbumes, grandes teatros que le quedaron chico, reiterados estadios Luna Park e, inclusive, agotando entradas en el enorme Movistar Arena el pasado mes de abril, motivo por el cual repetirá función el 30 de noviembre, como corolario de sus festejos por todo lo conseguido hasta el momento.

No solo se tratará de un repaso de sus grandes hits, sino también la presentación de singles recientemente grabados con colegas como, por ejemplo, Desakata2 o Tambó Tambó, además de los que sumará en los meses venideros: es que Ulises no detiene su motor, todo el tiempo está trabajando, proyectando.

En la actualidad, tras afrontar algunos inconvenientes de salud, ya se encuentra con una mirada distinta sobre la vida, en la que su hija adolescente es uno de los mayores faros a seguir: dedicarle tiempo a ella es fundamental e “innegociable”.

Aquella vida de rockstar

En las afueras del hotel céntrico en el que se alberga por estos días Ulises, hay un grupito de cuatro fanáticas que esperan poder verlo y sacarse algunas fotos. Él no sabe que están allí, pero ellas no se mueven de la vereda.

Ulises Bueno en un hotel céntrico en Buenos Aires. Foto de prensa gentileza Cuino Lavia

Es un mediodía bastante fresco en Ciudad de Buenos Aires: el cantante, apenas irrumpe dentro de un salón, bien al fondo de la planta baja, se muestra visiblemente cansado, después cuenta que se asomó por un rato al balcón de su suite a fumar un cigarrillo y que por poco se congeló con el viento helado.

Su rostro serio nada tiene que ver con una persona malhumorada: tan solo es el reflejo de que anoche se acostó a las dos y media de la madrugada y que se tuvo que levantar a las cinco y media para subirse a un avión con destino a Buenos Aires, en plan de promoción y para llevar a cabo el encuentro con Clarín.

El músico lleva puesta una gorrita con visera, saluda cordialmente y se sienta en un confortable sillón antiguo, con la cara sería y sus ojos semi cerrados. Al principio, las respuestas se consiguen a tirabuzón, pero con el correr de la entrevista, de pronto se despabila y se suelta con agrado.

“Estoy recién llegado de Córdoba. Estos últimos días estuve en familia. Gracias a Dios, acomodé mi vida: trabajo tres semanas y una la dejo para compartir con los míos, además de juntarme con mis amigos. Anoche jugamos al básquet y después cenamos, me acosté tarde. El domingo pasado, salimos a andar en motocross con los amigos de Desakata2; o sea, trato de despejar”, relata.

Ulises Bueno logró trascender fronteras con sus canciones de ritmo cuartetero. Foto de prensa

Luego continúa haciendo referencia a su afición por las dos ruedas: “En total tengo siete motos, incluso una Harley Davison. Me encanta salir a andar, aunque salga poco. Aún no encaré rutas largas. Pasa que ando tocando por Córdoba. También me gusta mucho el básquet, como te decía. Por eso me armé una cancha en mi casa, para juntadas con amigos”.

El buen estado físico no es un tema menor en la actualidad en este cantautor de 40 años. Principalmente por el agite que vivió durante gran parte de su vida.

“Viví la vida de un rockstar durante muchísimos años, mucho rock and roll encima, mucha noche; por eso, después de ese proceso de recuperación, empecé actividades físicas”, plantea en referencia a su antes y después en su lucha contra las adicciones.

Pero no todo concluye allí: “Yo soy una persona católica, creo en la Iglesia Apostólica Romana. Creo en la ayuda de Dios y le pido a él tanto por mí como por todo mi equipo de trabajo, también por la gente con necesidades. Soy un agradecido por todo lo que tengo. Pero también siempre que puedo, ayudo a las personas necesitadas, principalmente a quienes están en situación de calle, que hoy son muchas. Las ayudo económicamente y ellas son muy agradecidas conmigo”, revela y desliza cierta preocupación social en la primera parte de este encuentro.

Después se produce un revival sobre su origen y el sacrificio que le conllevó llegar al éxito dentro del ámbito musical.

Sus comienzos

“Mi amigo personal y además representante, Chicho, mucho tiene que ver en todo lo mío. Nosotros éramos muy chiquitos y él escuchaba rock and roll. Entonces armamos una banda y yo tocaba la batería. En realidad, esa batería me la regaló mi hermano Rodrigo, gracias a él pude tocarla en mis inicios”, recuerda.

Y agrega un dato importante: “Por ese entonces, yo tenía tan solo 10 años y me las ingeniaba para tocar y tocar. Incluso acompañaba a Rodrigo cuando ensayaba o cuando se ponía a componer canciones”.

Ulises Bueno en 2012, cuando vivía una vida de «rockstar». Foto Daniel Caceres.

Pero con el tiempo llegó el momento de decidir su propio camino, pero ya como cantante y compositor de canciones. Nada fue fácil y hubo un gran sacrificio detrás.

“Nunca estudié nada. Lo que siento en mí es que mi voz tiene mucha energía: si llego a desafinar un poco, enseguida eso se tapa o corrige a través de mi manera de interpretar la canción. En ciertos momentos tomé algunas clases con una fonoaudióloga. Es que tantos bailes por donde cantaba con el tiempo terminaron por cansar a mi garganta, encima bebía mucho alcohol y fumaba. No pude dejar el cigarrillo. Eso sí que no logré dejar”, describe lo suyo, puntillosamente.

Retomando por propia cuenta el asunto de su pasada crisis personal, el cantautor cordobés repasa momentos clave y de quiebre, significativos:

“Yo venía haciendo trabajos puntuales. Pero dentro de mí aún no había tocado fondo. Pero por suerte algunas personas que me rodean, personas allegadas como Chicho, me aconsejaron que me apoye mucho en mi hija. Y cuando tomé dimensión del amor de un hijo, ahí se produjo el quiebre”, remarca con seriedad.

Ulises Bueno tiene una hija de 16 años llamada Alma. «Tenemos un vínculo hermoso», dice. Foto de prensa gentileza Cuino Lavia

Acerca de ese vínculo tan trascendental con Alma, su primogénita de 16 años, solo brotan palabras de amor a través de Ulises.

“Hoy tenemos un vínculo hermoso. Durante la semana la llevo al colegio y la voy a buscar. Últimamente con mi hija charlamos un montón. Y hasta jugamos ahora con mi hija. Cuando ella era chica yo prácticamente no estaba, me la pasaba viajando. Hoy jugamos a cantar juntos. Miramos televisión, miramos La Voz y debatimos quién nos gusta, quién gana o quién no en las batallas, nos divertimos mucho”, confiesa el músico.

-¿Aprendés de tu hija?

-¡Claro qué sí! A ver, mi hija me enseña hasta la manera de utilizar el celular. “¡Sos re viejo, papá! ¿No te das cuenta que esa publicación no suma?”, me reta. Y después ella me arregla algunas cosas de las redes sociales. Cuando estamos juntos, la disfruto demasiado. Igualmente, cuando está conmigo, ella sabe que no tiene que estar pendiente del teléfono. Compartimos a full todos los momentos que estamos juntos.

Respecto a si Alma se dedicará o no por completo a la música (hace poco grabaron juntos la canción No crezcas más), Bueno perjura que no tiene injerencia sobre ella, a no ser que se la permita.

“Yo me hice de abajo y mi hija sabe quién soy. Pero por sobre todo soy su papá. Cuando ella quiera saber algo, voy a opinar sobre sus cosas. Ella ha sufrido al ver y saber cosas de su papá en este rubro. Las pocas veces que le pregunté algo sobre la música, ella me respondió: ‘Más adelante’”, devela.

Y agrega: “Ella quiere y sabe quién es su papá- Cuando la busco en el colegio, sus compañeros se abalanzan sobre mí para pedirme alguna foto. Ella me cela un poco, no le gusta mucho todo eso. No busca a su papá como si fuera una fan. Hace poco le regalé la guitarra y graba en su red social canciones, pero además juega al hockey en el seleccionado de Córdoba”.

En consonancia con el plano amoroso y familiar, Ulises también aporta palabras sobre su madre, Beatriz Olave.

Ulises Bueno conoció a Messi en Dubai. Foto de prensa gentileza Cuino Lavia

“Hasta el día de hoy me trata como a su bebé. Es probable que también sea así porque ella no pudo salir por completo del duelo de mi hermano. Por lo tanto, siempre estoy presente, acompañándola. Más allá de que hoy se encuentre mucho mejor, estoy pendiente, la invito a comer, la mimo, la acompaño”, resalta con cierto brillo en sus ojos.

En cuanto a su relación con otros músicos y a personalidades que admira desde siempre, y a quienes tuvo el lujo de conocer personalmente, Bueno pone énfasis tanto en un futbolista en particular como en un manojo de cantantes de gran popularidad.

“Tuve la posibilidad de conocer personalmente a Lionel Messi. Es que la Selección cantaba mis canciones allá en Arabia. Y fui a cantar para ellos. Estaba en el vestuario con Chiqui Tapia, quien me invitó a estar allí. Resulta que justo estaba Messi sentado en el piso, comiendo una hamburguesa, parecía una persona de perfil re bajo. De pronto se levantó a saludarme y me regaló su camiseta. ¡Ya tengo tres camisetas suyas que me regaló!”, se exalta.

Lo mismo le sucede cuando le toca hablar de cantantes que admira profundamente: “¿Grandes artistas que tuve el placer de conocer? Abel Pintos, Rolo de La Beriso, Mariano de Dread Mar I y El Chaqueño Palavecino. Los invité al escenario a cantar y disfruté de ellos observándolos detalladamente desde cerca. ¡Es que son mis ídolos!”.

Orgullo mediante, claro que tampoco se olvida de La Mona Jiménez en esta lista que enumera.

“Canté un montón de veces con él. La Mona es el ídolo máximo que tenemos en Córdoba, es el creador de nuestro género. Es un referente indiscutido que sigue vigente. Le dedicó su vida entera a la música. ¡La Mona es lo más!”, explica con una amplia sonrisa.

-Hace poco se cumplieron 25 años del fallecimiento de tu hermano, ¿cómo lo recordás con el paso del tiempo?

-Es un tema difícil que no se supera nunca más. La pérdida de un ser querido, más de un hermano, se lleva siempre adentro de uno. Lo bueno es que la terapia me ayudó a poder salir adelante. Y a entender que la vida también incluye situaciones como esas. Gracias a Dios, aprendí a recordar todo lo bueno en vida de Rodrigo y no solo pensar en lo trágico.

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