Las contradicciones lo delataron. Marcos Antonio Gauna (27) dijo que su papá había salido de viaje por trabajo, pero pasaron los días y nadie sabía nada de él. No respondía las llamadas ni los mensajes y el joven le dio a cada persona una respuesta diferente.
A Rogelio Gauna (66) lo vieron por última vez el 14 de agosto a la mañana. Una vecina lo cruzó por la calle yendo a pagar a un comercio del barrio. Creen que había cobrado la jubilación y fue eso lo que inició la discusión que terminaría en un asesinato.
«Empezó todo el jueves a la mañana. Mi hermano del medio me dice que mi padre había viajado al interior a hacer unos trabajos. Y bueno, le creí esos dos días, jueves y viernes», dijo Fernando Gauna (33), el mayor de los tres hijos de la víctima.
«El domingo se sentía un olor feo, no se podía estar. Ese olor había sido que había una heladera en desuso», explicó a Noticiero 9.
Rogelio vivía con su hijo Marcos en una casa en la calle García Merou al 2900. Adelante, en otra propiedad, vive Fernando con su mujer y su hijo y fue quien finalmente hizo la denuncia en la comisaría junto a un vecino.
Fue así que realizaron la denuncia junto a un vecino y se desplegó el protocolo de búsqueda de personas. Cuando llegaron a la casa de Gauna, entrevistaron al ahora detenido y encontraron contradicciones en su relato.
«Daba diferentes versiones y estaba totalmente nervioso, no quería que los policías ingresaran a la casa, era llamativo», contaron fuentes que participaron del allanamiento.
Lo cierto es que el interrogatorio fue intensificándose hasta que lograron ingresar a la propiedad y «el olor era insoportable, no se podía estar«, describió Fernando.
Rogelio Gauna estaba en posición fetal dentro de la heladera de la casa y con signos de asfixia. Los investigadores creen que el presunto asesino lo guardó en la heladera cuando su hermano notó el olor en la casa. Y que luego de la denuncia intentó moverlo y esconderlo, pero no lo logró.
El resultado preliminar de la autopsia determinó que el hombre murió por asfixia mecánica y que habría sido ahorcado con las manos. La data de muerte coincide con la fecha de la última vez que lo vieron con vida.
El detenido fue trasladado para realizar pericias y determinar si tenía lesiones compatibles con signos de defensa. Esperaban que designara un abogado defensor y sería indagado este lunes.
La fiscal Candela Valdez, a cargo de la Fiscalía N° 15 de Resistencia, explicó a Clarín que «nada de lo que dijo el imputado en el momento del hallazgo del cuerpo puede ser utilizado en la investigación».
Es que Marcos Gauna habría confesado el crimen en medio de una discusión vinculada a sus adicciones.
«Mi hermano consumía cocaína, dos veces estuvo internado, ya era incontrolable, perdió su familia, ya robaba, estaba incontrolable«, expresó Fernando Gauna.
Al mismo tiempo, reconoció que su hermano solía pedirles dinero a sus padres para comprar drogas y vender cosas de la casa para poder consumir. «A mi madre también le pedía, hasta que ella le cortó todo», agregó.
Un hueso del cuello fracturado
La fiscal Valdez afirmó a Diario Norte que «Rogelio tenía un hueso del cuello fracturado, lo que demuestra que lo estranguló».
«Rogelio Gauna era mi amigo, un ser de esos que quedan muy poco, siempre tendiendo una mano a todos sus amigos, vecinos a cualquier ser humano que necesitara algo, pero la miseria humana hoy se cobró algo muy caro para nosotros, los que lo conocimos», dijo Rubén, cercano a la familia.
En diálogo con Clarín, el hombre repasó: «Si lo mató un hijo con ayuda de la maldita droga y malos ejemplos, no encuentro nada, pero nada, que justifique una pelea, un momento equivocado, nada».
«Lo mató el jueves a la madrugada, lo encontramos el miércoles a la anoche después de buscarlo mucho. Estaba dentro de una heladera en su casa, desmembrado su cuerpo en varios pedazos. No quiero maldecir, pero que pague con toda la ley», cerró.
EMJ