20.3 C
Santa Fe
sábado, diciembre 20, 2025

Los problemas técnicos más serios de Starlink en Argentina y que pocos cuentan

Noticias Relacionadas

Starlink irrumpió en la Argentina como una transformación para conectar el vasto espacio interior donde la fibra óptica y el cable son mitos lejanos. Con la promesa de velocidades de hasta 150 Mbps y latencia por debajo de 40 milisegundos, el servicio satelital de la empresa SpaceX del magnate sudafricano-estadounidense Elon Musk se presentó como el salvavidas para comunidades aisladas en la Pampa, la Patagonia o el Norte chaqueño.

Sin embargo, miles de usuarios locales transformaron esa utopía en un rosario de quejas: obstrucciones impredecibles, cortes repentinos y hardware que parece más caprichoso que confiable. En foros como Reddit, grupos de Facebook y reseñas en sitios especializados, los argentinos relatan una experiencia mixta donde la innovación choca contra la geografía hostil y las limitaciones inherentes de la tecnología satelital. ¿Cuáles son los problemas técnicos más reportados por los usuarios que pagan desde 55.000 pesos mensuales por un servicio que a menudo deja mucho que desear?

Starlink desembarcó en 2024, luego de la aprobación el año anterior por el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) tras meses de idas y venidas regulatorias. Su propuesta de valor radica en la constelación de miles de satélites en órbita baja, que evitan los retrasos de los satélites geoestacionarios tradicionales.

Para el usuario típico –un productor agropecuario monitoreando cultivos vía aplicaciones, un teletrabajador en una estancia patagónica o un jugador en un paraje chaqueño– Starlink ofrece portabilidad y configuración sencilla: una antena que alinea sola, un router WiFi y una aplicación para monitoreo. Pero la euforia inicial se diluyó rápido; reportes en redes sociales destacaron que, pese a las velocidades iniciales impresionantes, la estabilidad falla en el día a día.

El desembarco de Starlink en la Argentina

SpaceX apostó fuerte en su desembarco: precios iniciales de kit en 349.999 pesos (con subsidios posteriores) y suscripciones accesibles comparadas con alternativas satelitales como HughesNet, que ofrecen latencias de 600 ms.

La propuesta cautivó a un perfil diverso: rurales sin acceso a redes de telefonía móvil de cuarta generación (4G), empresas mineras en la cordillera, escuelas en el Impenetrable chaqueño y hasta organizaciones no gubernamentales (ONG) en la frontera. En zonas del Gran Buenos Aires, sirvió de «backup» premium, pero su nicho real es fuera de las ciudades.

Al inicio de la operación de Starlink en la Argentina, los primeros usuarios elogiaron la instalación sencilla –el plato Dishy McFlatface se orienta solo en minutos– y picos de descarga de 200 Mbps. Sin embargo, el «efecto luna de miel» duró poco; foros en Reddit acumulan hilos con títulos como «Starlink: lo bueno y lo malo» o «Problemas de activación en AMBA».

La saturación en áreas urbanas frena nuevas activaciones, mientras el clima variable y la topografía desafían la promesa de «Internet desde cualquier lugar». Hoy, con miles de kits vendidos, Starlink cubre el 100% del país, pero la percepción es de un servicio beta: potente en teoría, caprichoso en la práctica.

Problemas de obstrucción y ubicación del plato

La obstrucción es el talón de Aquiles de Starlink, exigiendo un cielo 100% despejado en un cono de 100 grados sobre el plato. En la Argentina, donde árboles centenarios salpican estancias pampeanas y las sierras bloquean horizontes, esto es un calvario.

Usuarios en foros como Starlink Argentina en Facebook relataron cómo un solo árbol frondoso provoca «obstrucciones del 20-30%», derrumbando velocidades a 5 Mbps o desconexiones totales. Un productor describió en Reddit: «Moví el plato tres veces; los sauces lo tapan al crecer en verano, y la aplicación avisa ‘vista obstruida’ cada rato».

La geografía agrava todo. En la precordillera mendocina, las montañas eclipsan la señal, generando «blackouts» de 10-15 minutos. En la Patagonia, los vientos fuertes desplazan el plato pese a su base pesada, requiriendo mástiles improvisados. La instalación inicial es un rompecabezas: la aplicación Starlink escanea el sitio, pero ignora follaje estacional o construcciones vecinas.

La narrativa de los testimonios de los usuarios es unánime: la dependencia de cielo abierto choca con la realidad. En los foros hay consejos caseros, como podas drásticas, mástiles de 3 metros, relocalizaciones, pero nada sustituye un sitio ideal.

El resultado: tiempo de disponibilidad promedio del 85-90%, lejos del 99% prometido. Esta vulnerabilidad estructural define la experiencia: Starlink brilla en pampas abiertas, falla en paisajes complejos.

Interrupciones del servicio y latencia inestable

Los «drops» –cortes breves de 5-30 segundos– son el azote silencioso de Starlink en la Argentina. No matan la conexión permanentemente, pero fragmentan videollamadas por Zoom, pausan la transmisión audiovisual en Netflix y arruinan partidas en línea.

Usuarios reportan 5-10 drops diarios, especialmente en horas pico (20.00-23.00), cuando la red satelital se satura. La latencia inestable –medida como «ping» o tiempo de respuesta– oscila entre 20-60 ms en idle, pero picos de 100+ ms en congestión.

Para juegos y voz sobre protocolos de Internet (VoIP), es devastador: un ping alto equivale a una demora, donde los comandos tardan en registrarse. Usuarios en foros coincidieron en afirmar que Starlink es mejor una conexión ADSL rural (500 ms), pero peor que la fibra óptica. Las variaciones diurnas –mejor al mediodía, peor de noche– reflejan tráfico global; los argentinos compiten con Brasil y Chile por capacidad de la red.

Problemas relacionados con el clima

El «rain fade» –atenuación por lluvia– golpea en la Argentina. Las lluvias fuertes absorben las señales de la banda Ka de alta frecuencia, y cortan el servicio por 10-60 minutos. El granizo daña antenas: bolitas de hielo deforman la superficie reflectante, requiriendo reemplazos.

Los vientos fuertes inclinan el plato, activando errores de orientación. Cuando el frío llega a -10 grados congela motores. Las heladas nocturnas bloquea el giro del plato, La nieve acumulada obstruye la antena, demandando limpiezas manuales. La fauna suma con animales que cortan cables expuestos o roen conectores. El clima extremo en algunas regiones acelera el desgaste de routers.

¿Vale la pena?

Pese a las obstrucciones, los cortes, el clima y el hardware, Starlink sigue siendo una opción válida en la Argentina, en áreas rurales donde no hay otras alternativas de conectividad. El futuro pinta mejor: habrá más satélites V2 de Starlink que reducen latencia; y las antenas Dishy V3 resisten mejor al clima. Además, la próxima competencia de Amazon Leo obligará a Space X a mejorar su servicio.

Últimas Publicaciones