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lunes, abril 7, 2025

América Latina ante los aranceles estadounidenses: amenaza u oportunidad?

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Por Bianca Lombardi *

Las medidas arancelarias anunciadas por Trump en lo que la Casa Blanca denominó como el «Día de la Liberación» hicieron eco en todo el mundo. Luego de algunos ajustes respecto a su declaración anterior en esta materia, el gobierno norteamericano confirmó la aplicación de “aranceles recíprocos”. Estas medidas se aplicarán en dos fases: el viernes 5 de abril entró en vigor el arancel mínimo del 10%; y el 9 de este mismo mes harán lo propio los tributos específicos a distintos países.

América Latina no quedó exenta del cimbronazo. Los gravámenes para los productos exportados por la región hacia Estados Unidos son en su mayoría del 10%; con la excepción de Nicaragua (18%) y Venezuela (15%).

Si bien a primera vista estas políticas suponen un golpe a la competitividad de los productos latinoamericanos en territorio estadounidense; lo cierto es que en términos relativos la región queda posicionada en un lugar mucho más favorable que otros estados. Esto se debe a que los aranceles impuestos a potenciales competidores  parten también del mismo piso (10%) o aumentan abruptamente (al 20% para la Unión Europea y al 34% para China). Esta idea se fortalece si consideramos los mayores costos logísticos que deben enfrentar aquellos países ubicados más lejos geográficamente.

Consecuentemente, se abre una oportunidad para América Latina, que bien aprovechada podría coadyuvar en un aumento en la participación de las importaciones estadounidense, en detrimento del posicionamiento de otros estados.

Un dato no menor es que entre los productos que al momento no pagarían el nuevo arancel, se encuentran el cobre, los bienes farmacéuticos, los semiconductores, el oro, la energía y otros minerales no disponibles en Estados Unidos. Esto es de particular importancia para Argentina, cuyos principales rubros de exportación a este destino son aceites crudos de petróleo, oro,  naftas; y por debajo aluminio y vinos.

No obstante, sin lugar a dudas América Latina va a sentir los efectos globales que esta desaceleración del comercio internacional genera. Las cadenas globales de valor se encuentran lo suficientemente deslocalizadas – y por ende más vulnerables a los shocks externos – como para salir ilesas de esta situación.

Sacar provecho de la competitividad relativa adquirida, y reducir los impactos negativos dependerá de la capacidad de los estados de negociar con la Casa Blanca y de apoyarse en otras herramientas que permitan diversificar mercados. En el caso del Mercosur, el acuerdo de libre comercio recientemente firmado con la Unión Europea puede constituirse como una excelente oportunidad de expansión.

*Bianca Lombardi. Licenciada en Relaciones Internacionales por la UNR. Maestrando en Comercio Internacional por la escuela de graduados de la UNC.

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