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jueves, julio 3, 2025

Hay que preocuparse por la suba del dólar?

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Subió el dólar. Fueron $40 en la semana, de $1205 a $1245. ¿Hay que preocuparse? Hace tan sólo siete días, se alertaba por el dólar “barato” y su impacto en la competitividad argentina y en la salida de divisas. Todo con una multitud de hinchas de Boca y simpatizantes de River viajando por Estados Unidos en medio del Mundial de Clubes y con un Banco Central (BCRA) al que le costaba acumular reservas (BCRA) –bajo la atenta mirada del FMI- mientras trascurría la cosecha gruesa.

Sólo unos días después, suenan ahora las alarmas porque una devaluación –un aumento del dólar oficial de 3,3% durante lo que va de esta semana- podría impactar en los precios y alimentar la inflación, la bandera que la Casa Rosada lleva a las elecciones de medio término.

Vale una aclaración fundamental para entender el tema: en términos reales, contemplando la inflación, el tipo de cambio pasó de un índice que estaba en 80 en noviembre de 2023, según el BCRA, a 160 tras la devaluación y que llega a 90 hoy. El dólar real efectivo soja, en tanto, está en los niveles más bajos desde diciembre de 2017.

¿Qué dicen los analistas privados sobre estos días? Muchos argentinos apostaron a dolarizar el aguinaldo, a sumar divisas para las vacaciones de invierno y a un desarme de posiciones de carry trade.

Un gráfico de Outlier, que mide el dólar real efectivo soja

Sin embargo, de golpe, aparece otra vez la fundada histeria con el dólar. No es nueva. De hecho, Javier Milei hizo campaña con una dolarización porque sabía del apetito argentino por una moneda dura que deje de fulminar los ahorros y devuelva la preciada estabilidad.

El día que el Gobierno anunció la salida del cepo para personas, el Presidente avisó a su equipo: “La Argentina tiene que pasar a ser un país normal”. Luego aclaró qué quiso decir: que el tipo de cambio se mueva, no implica, como sucede en el resto del mundo, que cambien los precios de las cosas. Sobre todo, si hay un ancla nominal fuerte (equilibrio fiscal y emisión cero), o sea, cuando no hay pesos y llegan dólares para que esos pesos estén respaldados. Entonces, el Ministerio de Economía y el BCRA habían anunciado que las reservas se blindarían durante este año con US$23.100 millones del Fondo y otros organismos.

El índice del BCRA que mide el TCR

“Flota”, responden en Economía ante la consulta de LA NACION sobre el movimiento del dólar de estos días apenas terminada la liquidación de la cosecha gruesa y a pesar de que existe la probabilidad de que no se cumpla la meta del Programa de Facilidad Extendidas sellado con el FMI. Lo hace además dentro de la banda de flotación establecida por el Gobierno –avalada en el nuevo programa con el Fondo- que se actualiza mensualmente de forma divergente. Todavía no salió de allí.

¿Compró dólares nuevamente el Tesoro y movió la cotización oficial? No, a pesar de que en las últimas horas le ofrecieron tres nuevos bloques (la semana pasada había adquirido US$200 millones), según contaron. Sin embargo, en el Palacio de Hacienda ratifican que los dólares de los vencimientos de deuda fueron comprados hace tiempo.

De estos y otros temas, correspondientes a la primera revisión del acuerdo, están hablando ahora el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, y el viceministro, José Luis Daza, en Washington con el staff técnico del Fondo. “Esto significa flotar”, repiten también desde allí.

En los despachos de Casa Rosada creen que este período tendría olor a marzo, cuando en medio de una negociación confidencial con el FMI que implicaba una salida del esquema cambiario –entonces el crawling peg mensual del 1%- en la oposición azuzaban con una devaluación inminente. Hoy ven en el posteo del fin de semana de la vicepresidenta Cristina Kirchner –alertando sobre la salida de más de US$5000 millones de dólares en el primer trimestre y calificando al dólar como “barato”- y en el intento de modificar el gasto del Gobierno en el Congreso como intentos de la política de generar fluctuaciones del tipo de cambio en una época especial del año: cuando se vienen las elecciones.

Milei tiene sobre su escritorio un libro de Hans F. Sennholz titulado Tiempos de inflación. En la página 41 subrayó una frase: “Ningún elemento determinante de la demanda está sujeto a tan grandes variaciones como el suministro de moneda”. El Presidente cree que su Gobierno rompe con esa regla. La inflación es un fenómeno monetario, suele repetir, y él no emite porque tiene superávit financiero. El ministro de Economía, Luis Caputo, señaló en su primer día al frente de esa cartera que el dólar no era un problema, tampoco la inflación ni la deuda. El verdadero problema de la Argentina era el déficit fiscal. El modelo es equilibrio fiscal, desregulación y apertura comercial.

Cierre de IAE Summit 2025: Luis CaputoGentileza: IAE Business School

En el oficialismo confían en que la monetización de la economía sigue siendo muy baja aún. Cualquier caída en la demanda de dinero –con suba de precios- implicaría más tarde un incremento de la tasa de interés lo que derivaría en una caída del valor del dólar. Las remarcaciones se frenarían luego por el embrujo de Menger: si no hay consumo, porque no hay pesos, la única opción para vender es bajar los precios.

“Va a haber volatilidad. Tenemos a gente haciendo quilombo en el Congreso”, dicen en el oficialismo donde creen que las fluctuaciones –nominales- vendrán fogoneadas por el lado de la política proselitista y no por la falta de acumulación de reservas en el BCRA, un riesgo país que se estancó hace semanas alrededor de los 650 puntos y la necesidad de sumar divisas para los empinados vencimientos de deuda que tiene el país del año que viene.

“Comprá, no te la pierdas, campeón”, les disparó Caputo en las últimas horas a los argentinos, confiado en que el programa económico libertario está hecho para un dólar de $900 y que, gracias a los hinchas de Boca y River, entre otros por el mundo, está algo más caro como querían algunos empresarios que también le preguntan sobre la devaluación.

La competitividad -ya lo adelantaron- vendrá, en cambio, de las reformas estructurales si el resultado electoral acompaña, algo que mira el mercado. Caputo dio el orden: primero la laboral, luego la tributaria y después la previsional. “La laboral nos va a decir qué se puede hacer después con los impuestos”, suele decir. Primero, en medio de varios frentes políticos abiertos, La Libertad Avanza deberá ganar las elecciones y el dólar, bien lo sabe Milei, también se vota en las urnas.

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